En mi visita al Estrecho de la última semana decidà darme una vuelta por Algeciras. SabÃa que durante los últimos años se habÃa puesto en valor el pasado musulmán de la localidad y era un aspecto que me interesaba, al haber escrito acerca del asedio a que fue sometida por Alfonso XI entre los años 1342 y 1344.
Nada me hacÃa pensar que me iba a encontrar con lo que me encontré. Si bien hasta ahora habÃa visto numerosos proyectiles medievales arrojados por piezas de artillerÃa tipo trabuco (sin ir más lejos en la muralla de Teruel se encontraron varios), jamás los habÃa visto en las cantidades que se encontraban en Algeciras. Los bolaños se acumulaban por las calles, en los parques e incluso en el hotel en que me alojé habÃa una docena en su jardÃn.
Por otro lado, su calibre también resultaba descomunal. Aunque me resultó imposible pesar ninguna de las piezas, estoy completamente seguro que muchas de ellas superaban ampliamente los 200 kilos. Sirvan como ejemplo las imágenes que acompañan a estos textos, en las que no hay más que ver la escala.
Si hacemos caso a las crónicas, fueron varios los miles de proyectiles que se arrojaron sobre la localidad durante el asedio a que fue sometida por el ejército cristiano. E incluso, creo recordar que durante la Guerra de Granada, casi un siglo y medio después todavÃa el rey Fernando envió a algunos de sus peones para que recogieran proyectiles de entre las ruinas para poder volver a emplearlos. Esto da idea de la enorma acumulación de bolaños que debÃa haber quedado enterrado entre las murallas. Incluso en las ruinas es posible apreciar alguna piedra todavÃa incrustada en el lugar en el que debió impactar.
Os dejo las fotos para que veáis de lo que hablo. Ya me diréis.